sábado, 26 de septiembre de 2015

Mi móvil, ¿mi voto?

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Este domingo hay elecciones en Catalunya. Más allá de siglas, ideologías y polémicas varias, hay una cosa clara: el despliegue informativo va a ser brutal. Los distintos medios de comunicación van a ofrecernos una buena muestra de animaciones, proyecciones e infografías que harán las delicias de los amantes de los datos. Sin embargo, pese a todo ese despliegue, la fiesta tecnológica no llegará a lo que es el proceso de votación. Seguiremos escogiendo a los políticos introduciendo un papelito (reciclado, eso sí), en una urna de metacrilato.
El voto electrónico es una tendencia en auge que, poco a poco, se va instaurando en diversas partes del mundo. Hasta siete países lo tienen implantado de forma efectiva. No obstante, los recelos que genera el sistema de votar a través de una pantalla todavía son altos. La seguridad es un elemento clave y, en ocasiones, como en la célebre elección a la presidencia de los EUA de 2012, la práctica ha demostrado que aún queda trabajo por hacer.

¿De la dictadura del móvil a la democracia participativa?

La pregunta que cabe hacerse es: ¿llegará el día en el que podamos votar desde nuestro smartphone?Las proclamas en favor de una democracia participativa son ya una constante en la vida pública. La creación de plataformas como change.org o el auge del crowfunding, son en parte una respuesta a la necesidad de cambiar las cosas y una muestra de la fuerza del asociacionismo favorecido por la tecnología. Pese a ello, la posibilidad de votar a través del teléfono todavía parece lejana.
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Un paseo por Google Play nos da algunas soluciones imaginativas como redConvive, para votar desde tu dispositivo las cuestiones de la comunidad de vecinos, o VotAndo, para votar digitalmente e informarse sobre lo que pasa en el Parlamento español. Sin embargo, son aplicaciones a las que todavía les falta recorrido, aunque bien pudieran ser el inicio de algo más sólido.
Podemos, uno de los nuevos partidos españoles que habla de regeneración democrática, apostó por el voto electrónico en sus elecciones internas. La empresa Agora Voting fue la encargada de la creación de la plataforma de votación. Fue un proceso elogiado y admirado, aunque no exento de polémica. Hubo críticas, como la que lanzó Ricardo Galli en su blog, que deberían tenerse en cuenta.
Sea como fuera, parece que la voluntad nos encamina hacia el voto electrónico y desde cualquier tipo de dispositivo. Se diría que puede ser una buena solución para aumentar la participación ciudadana, pero es un tema suficientemente importante como para tomarse a la ligera. Todavía no tenemos una urna-de-metacrilato-killer-app.

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